Sí, somos Vigo y eso significa dar cada día lo mejor para vivir en una ciudad más hermosa, accesible, cómoda, confortable, solidaria y segura.
Cuidamos de nuestros mayores, quienes nos recuerdan la importancia de luchar por una vida plena y educamos a nuestros hijos en la igualdad, porque el futuro se gana con la suma de géneros, con la implicación de la diversidad…
Nos divertimos con los grandes espectáculos urbanos y con nuestras tradiciones. Cantamos al mundo en las veraniegas noches de Castrelos y admiramos el arte en espacios cerrados y en las fachadas de los edificios.
Nos mantenemos en forma “a nuestra bola” o en equipo y nos movemos por limpias aceras o por escaleras mecánicas, montados en ascensores o en el Vitrasa.
Disfrutamos de nuestros espacios naturales con la ilusión de convertirlos en Patrimonio de la Humanidad para reconocimiento y disfrute universal.
Damos a la Navidad una nueva luz capaz de sorprender al mundo, compartiendo con quiénes nos visitan todo lo que somos, todo lo que tenemos.
Pero las viguesas y vigueses también gritamos y tomamos la calle en defensa de nuestra ciudad, de nuestros derechos.
Somos un sentimiento de amor y de lucha, de solidaridad y rigor, de eficacia y compromiso. Una emoción que renovamos cada mañana al levantarnos temprano para ir a trabajar, porque sabemos que sin trabajo nada se consigue, y cuando avanzamos por las calles de nuestra ciudad en esas horas en las que todavía se está despertando, tomamos conciencia de cómo hemos mejorado, de lo importante que es todo lo hecho y, en lugar de mostrarnos acomodados, resolvemos que si eso es importante, más importante es que seguiremos trabajando para seguir mejorando.
Por eso el pasado domingo más de cien mil viguesas y vigueses hemos gritado ¡Sí, Somos Vigo!, respaldando así el liderazgo de Abel Caballero quien, desde su toma de posesión como alcalde el 16 de junio de 2007, puso Vigo por encima de todo -¡Primero Vigo, luego todo lo demás!-, contagiándonos de orgullo y de entusiasmo en un proyecto común que ya no es esperanza, sino convencimiento. No es un sueño, es Vigo.
Carlos Prado
Artículo publicado el 30 de mayo de 2019, en Faro de Vigo