A la anciana Hadama, de edad incierta aunque podría rondar ya los 80, le enseñé a recitar “Ondas do mar de Vigo, se vistes meu amigo? E ai Deus!, se verrá cedo?” hasta convertirlo en el himno de nuestra despedida, cada una de las cinco veces que yo regresaba a Vigo.
La semana pasada mi amigo el Dr. Sastre, Emilio, ha vuelto de Rey Bouba en el norte de Camerún y como cada vez que lo hace desde mayo de 2014, que fue la última vez que yo estuve allí, viene con un presente que le entrega la venerable Hadama para mi.
El regalo es siempre el mismo; deliciosos cacahuetes cuidadosamente tostados en una requemada olla de aluminio y pacientemente desgranados por las curtidas manos de Hadama.
Al final del proceso los envasa Hadama, con la ayuda de su nieta Ramatu, en usadas y a veces muy desgastadas botellas de plástico de Top Cola, Fanta o cualquier otra marca de refresco que los “feriantes mayoristas” nigerianos llevan todos los sábados a los puestos del mercado de Rey Bouba.
En esta ocasión los cacahuetes son especiales y no por su perfecto punto de tueste, sino por su sorprendente contenedor; una botella reciclada, a buen seguro que en más de una ocasión pero con su etiqueta en perfecto estado, de una boisson gazeuse aux fruits marca VIGO.
Nunca había visto esta marca en mis cinco años por el Lamidato de Mayo Rey (Rey Bouba, Tcholire, Touboro…), ni en la capital Douala.
¿Habrá convencido la octogenaria Hadama a los responsables de Nabco Cameroun, para que bautizaran con el nombre de VIGO una bebida refrescante como homenaje a las “Ondas do mar de Vigo» que juntos proclamamos en nuestras despedidas?.
Se lo preguntaré cuando yo vuelva a Rey Bouba y de paso intentaré convencerla de que ya no podemos seguir llamándoles cacahuetes, ni cacahouètes, ni kossai… porque llevando una marca tan bonita como VIGO, tenemos que llamarles ¡manises!.
Gracias abuela Hadama por entender que Vigo está por encima de cualquier sentimiento.
Carlos Prado
Artículo publicado el 15 de diciembre de 2015 en www.farodevigo.es